Como parte del Diplomado de Longevidad de la Universidad de Chile nos invitaron como MOKiTA para organizar un Café de la Muerte. Al llegar nos recibieron con una bella frase “no podemos hablar de como envejecemos sin hablar de la muerte” ¡Gracias por la invitación!
A continuación la nota que escribieron en el Diplomado sobre nuestra participación.
—
Los fundadores de la versión chilena del café de la muerte se reunieron con los alumnos de nuestro postítulo para compartir experiencias en torno a esta temática que ha estado rodeada de tabúes, prejuicios y temores.
Originado en la ciudad de Londres, los llamados “Death Cafe”, surgieron con el objetivo de aumentar el grado de conciencia respecto a los temas relacionados con el fin de la vida y naturalizar la muerte en las conversaciones cotidianas. En la actualidad, la iniciativa se ha replicado en diversos países, entre ellos Chile, y se ha convertido en un espacio propicio para comenzar a hablar de las sensaciones, implicancias y miedos que provoca el referirse en forma abierta a la muerte.
Invitados por el Diploma en Longevidad que imparte el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente, Matías Reeves y Jorge Browne, líderes de la iniciativa en nuestro país, reflexionaron y discutieron con los estudiantes en un ambiente que les permitió compartir, desde lo cotidiano, sus creencias y formas de enfrentar la muerte más allá de la labor profesional que desempeña cada uno a diario.
“Nos sorprendió bastante la acogida que esta actividad tuvo entre los estudiantes del diplomado. Si bien hablar de la muerte es un tema que en nuestra sociedad generalmente se evita, porque posiblemente despierta miedos e incertidumbres, también provoca interés en tanto sabemos que en algún momento tendremos que mirarla, especialmente si somos profesionales del área de la salud”, comenta Paulina Barros, académica de nuestro departamento y coordinadora del diploma.
Jorge Bacigalupo, asistente social y alumno del diploma valoró positivamente esta actividad que, según indica, concitó gran interés y participación entre sus compañeros. “Se pudo precisar visiones personales sobre creencias y posiciones sobre una vida o no después de la muerte, además que se relataron recuerdos y experiencias personales por el fallecimiento de personas cercanas. Todo ello permitió lograr una introspección e interpelación personal del tema”, señala.
De acuerdo a lo que comenta la coordinadora del diploma, para los objetivos del programa académico de este postítulo, era importante abordar el tema de la muerte, ya que el fenómeno de la longevidad si bien implica vivir más, podría generar una suerte de evitación del tema “sin duda los avances y la tecnología nos permitirán vivir más, pero queremos promover que este cambio también garantice un vivir mejor, de lo contrario no tiene sentido. En este escenario, nos interesaba instalar el tema de la muerte como una reflexión sobre la vida, para que desde ahí nuestros alumnos pudiesen construir formas saludables de enfrentarla y acompañar a otros a vivirla”, indica.
A juicio de Matías Reeves, y de acuerdo a la experiencia obtenida luego de haber realizado una serie de encuentros, cuesta hablar sobre la muerte principalmente por desconocimiento y porque no se tienen respuestas certeras. “Como no existe una verdad, se da espacio a las especulaciones, a las creencias y religiones. Entonces, cada participante tiene un enfrentamiento y perspectiva al tema de manera diferente, y eso enriquece las conversaciones”, comenta.
Verbalizando la muerte
Fue el 2016 cuando Reeves, de profesión ingeniero, y Browne, médico de formación, concretaron la idea del Café de la Muerte y hasta la fecha más de un centenar de personas han participado de esta dinámica nacida desde la sociedad civil. Sin mayores pretensiones que las de una conversación libre y honesta, buscan aportar al debate en torno a la comprensión y análisis de la muerte y contribuir a liberarla de los tabúes y temores a las que ha estado sometida.
De acuerdo a Matías Reeves, la muerte fue parte de la tradición oral de nuestros antepasados, sin embargo, ésta comenzó a perderse en el mundo occidental desde hace aproximadamente unos doscientos años producto del aumento de la esperanza de vida. “Antes el tema era mucho más conversado, porque el fin de la vida estaba más presente, pero ahora las tasas de mortalidad de la sociedad han disminuido, por tanto, la muerte se ve como un concepto aislado y lejano. De hecho, en el ámbito de la salud, la muerte de un paciente se toma como una derrota”, indica.
Si bien es un tema del que cuesta hablar, para Matías Reeves “finalmente termina siendo mucho más fácil de lo que uno cree”. Según señala, entre los temas que más se repiten entre los asistentes “está la soledad, el miedo a la vejez, la disminución del dolor, la muerte de los seres queridos, incluso la muerte de terceros. Algo que nos ha llamado la atención es la necesidad de tener el control del proceso de pérdida de vida, desde cómo enfrentar los últimos días hasta detalles del funeral”.
Para más información de cómo participar en estos encuentros, visitar la página www.proyectomokita.cl