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Toda vida humana es igualmente digna. Sin importar la edad, cada persona que fallece es reflejo de una historia completa desde su inicio hasta su fin. Existir es una mezcla de experiencias, amores, dolores, aprendizajes, alegrías, penas, esperanzas y tanto más. Una vida es valiosa en sí misma, como lo es para quienes conviven a su alrededor. Valiosas “criaturas que yo vi morir; de lo que era mío y se fue de mí” como dijera Gabriela Mistral.

El martes 21 de julio se cumplen cuatro meses desde que falleció la primera persona por COVID-19 en Chile. Miles le han seguido. Frías cifras y muchos análisis abundan, pero han faltado ritos y honores para estas personas que ya no nos acompañan, sobre todo momentos para compartir en comunidad, vivir el dolor y resistir la soledad.

En su honor, desde Proyecto Mokita hacemos un llamado al país a recordarles y perpetuar su memoria. Invitamos a realizar un sencillo pero significativo minuto de silencio, quizás acompañado con la lectura de un verso, el martes 21 a las 8pm. Una vela o la luz del celular en tu ventana en señal de respeto, reflexión y sentido. El silencio puede ser la mejor poesía para sentirnos en compañía en nuestra tierra y que nadie quede en el olvido.

 

 

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