La situación de pandemia que estamos viviendo trae, además del encierro y los cambios a nuestros estilos de vida, un aspecto no menor: las personas están muriendo en soledad. Y no sólo eso, los deudos no están pudiendo hacer la ¨despedida¨ de la manera esperada y necesaria. Digo ¨la despedida¨ porque no necesariamente se despide a un ser querido cuando se crema o se pone en un ataúd para luego ir a un cementerio.
Lo que está pasando es que las personas están muriendo sin los ritos funerarios que tradicionalmente se estilan. Esto significa que sus seres queridos se están perdiendo de un eslabón importante para poder elaborar el duelo.
El duelo es un fenómeno que se da de manera personal y social. Entendemos que la red de apoyo es fundamental para acompañar, contener y sostener al deudo. Al estar insertos en un medio que sostiene, se puede expresar el dolor que se siente, y encontrar palabras de apoyo.
De Covid murió el marido de Carolina, no pudo hacer el funeral que alguna vez había conversado con Andrés, ni tampoco pudo ir con sus cercanos a dejar sus cenizas al mar.
El rito tiene el rol de comunicar. Comunicar que Carolina está en duelo, que está vulnerable, que necesita a otros que la acompañen, que si la llamas para saber cómo está, te lo va a agradecer. También para decirte que va a necesitar estar a solas. Comunicar que cambió parte de su identidad, que ya no es la ¨Sra de Andrés” sino la ¨viuda de Andrés¨.
Ya Campbell decía que el rito es un paso que se vive para poder hacer de la realidad externa, una interna. El rito ayuda a Carolina a concretizar en su mente y corazón que Andrés ya no está, y no va a volver.
El rito es una forma de honrar a la persona que ama y que murió. Es una oportunidad única para poder expresarle junto a su tribu que en el mundo quedaron varios que le van a extrañar. Y a Carolina también el rito la hace pertenecer a una tribu, y pareciera así que el dolor se diluye un poco.
¿Cómo pueden los demás ayudar a Carolina? Mediante la tecnología. Usar las plataformas de encuentro para hacer una despedida simbólica. Poner la música que le gustaba a Andrés y recitar parte de los versos que disfrutaba. Hacer velatones y mandarle las fotos a Carolina, para que ella sepa que su dolor impacta en los demás, que su dolor es compartido, que la vida de Andrés no pasó en vano.
Ya vendrá el momento de abrazar y abrazarse y cambiar el rito tecnológico por el presencial.
En estos tiempos de confinamiento, que el distanciamiento social no se convierta en soledad.
Colaboración de Ps. Camila Lauterbach