Te vas a morir, de eso puedes estar seguro. Sin embargo, a pesar de ser de las pocas certezas con las que contamos, poco o nada se habla sobre la muerte. Su imagen es lejana y su aspecto sombrío. Salvo contados espacios que se relacionan con la muerte (cementerios u hospitales, por ejemplo) este no es un tema que compartamos con los que nos rodean. Como consecuencia los miedos, experiencias y percepciones en relación a ella florecen y se hacen inexplicables. Conversar de la muerte se transformó en una tradición oral perdida. Quienes sí hablan de ella lo hacen generalmente en el ineludible encuentro forzado cuando se acerca y aparece de improviso. Tristeza, ira o prejuicios rondan en esos momentos.
Pero hablar de la muerte es hablar de la vida. Su distancia con la cotidianidad nubla la razón y el pensamiento limita la comprensión del existir. Interiorizar la muerte visibiliza una dimensión antes desconocida. La inexistencia que conlleva la muerte se interpreta muchas veces como una pulsión incomprensible que determina las creencias, los ritmos sociales y los códigos culturales. Hablar sobre la muerte, creemos, puede ayudarnos a tomar mejores decisiones al final de la vida y darle un sentido distinto cuando no estamos cercanos a ella ¿Dónde, cómo y junto a quien queremos morir? ¿Puedo elegir cuándo morir? ¿Qué viene después de la muerte? ¿Qué se puede entender como una buena muerte? ¿y una buena vida?
Proyecto MOKITA nace para naturalizar la muerte en las conversaciones de la vida. Contribuimos al debate de nuestra sociedad en torno a la comprensión y análisis de la muerte mediante la generación de espacios de acción, reflexión y extensión.
MOKITA es una palabra de origen de la lengua indígena Kivila, de Nueva Guinea, la cual representa una verdad que todos conocen, pero que se ha acordado no mencionar. Algo parecido a la idea de un “elefante en la sala”.
Nuestro trabajo se basa en los siguientes principios:
- Tolerancia
- Respeto
- Humildad
- Racionalidad
- Empatía
Todo lo que rodea a la muerte tiene un impacto e interpretación particular en cada persona. Creemos, por tanto, que el libre pensamiento es fundamental para discutir sobre este tema. No creemos en una verdad ni un credo absolutista.